En la decada de los 90s vino por primera vez a Guatemala un grupo de rock. Ellos crecían en su popularidad especialmente en círculos cristianos en EEUU. A la gran mayoría de líderes y padres de familia no les gustó la idea. Muchos de estos líderes incluso los tacharon de satánicos. Su forma de vestir, su cabello largo y su estilo de música eran catalogados e igualados a ser alguien satánico.
Años después y por la gracia de Dios, algunos (no todos) de estos líderes y padres de familia recapacitaron y entendieron que este grupo no era satánico. Años antes, los mismos líderes habían tachado de satánicas algunas caricaturas y festividades. Ellos llegaron al punto de prohibir a la iglesia el participar de ellas.
HOY EN DÍA
A pesar de que mucho de este pensamiento religioso y legalista ha menguado, no ha dejado de existir. Algunos hoy en día aún viven las consecuencias de lo sucedido durante la época del pietísmo aleman. Esas consecuencias pegaron fuerte a nuestro país hace algunos años y algunos dentro de la iglesia empezaron a ver demonios hasta en la sopa. Tenían nombres, lugares y actuaban de cierta manera particular cada uno de ellos. Llegamos al punto de creer que teníamos algún tipo de poder para atar al diablo y su obra omitiendo el hecho de que la misma biblia nos advierte respecto a no hacerlo (2 Pedro 2:10-12, Judas 1:8-11)
Esta línea de pensamiento de la iglesia junto con una mala interpretación o ignorancia de la ley, han dejado secuelas muy dañinas a la iglesia, las cuales vemos hasta el día de hoy.
Hace unos días circuló un anuncio sobre la banda de blackmetal llamada Marduk y sus intenciones de visitar nuestro país. Esto generó todo un buzz en redes sociales sobre porqué no deberíamos como cristianos permitir que eso sucediera. Desde cadenas en whatsapp hasta solicitud de firmas en change.org estaban circulando por todas partes.
Sin dudarlo, muchos han sido los que han participado en las cadenas y envío de esta solicitud. Sin embargo, hay cosas que tal vez muchos no han tomado en cuenta al hacerlo, especialmente como cristianos.
PROBLEMAS DE BUSCAR LA PROHIBICIÓN
Algunos de esos problemas son los siguientes:
1. La forma
Si bien vivimos en un país con libertad de culto y pensamiento, y podemos expresar nuestro descontento o desacuerdo, el problema está en querer buscar un fin a través del gobierno y su legislación.
Cualquiera que lea, busque o sepa un poco de historia sabe cual ha sido la consecuencia de querer usar el gobierno como una herramienta religiosa.
Lo más irónico de todo, es que los cristianos somos los primeros que nos quejamos cuando alguien quiere usar el gobierno para imponernos una cosmovisión que no es la nuestra. Este es el punto de querer marchar en pro de la vida y en contra del aborto, el buscar que no se obligue legalmente a alguien el obedecer a una filosofía de vida.
Sin embargo, sí queremos hacerlo cuando se trata de nuestra filosofía de vida.
2. La libertad
Como mencioné anteriormente, vivimos en un país con libertad de culto y religión. No podemos buscar restringir la libertad que otros tienen de contratar, traer e ir a alguna actividad que no nos parezca adecuada. ¿No es esto la misma descripción de un estado opresor y tiránico?
Cada ser humano es libre de tomar decisiones personales. En el momento en que cruzamos la línea y queremos usar al gobierno para legislar la moralidad, caemos en eso que tanto tememos y rechazamos: tiranía.
3. Mala teología
Cuando entendemos lo que Colosenses 2.15 significa, entendemos que no vivimos apretando los dientes y tratando de esforzarnos para que Cristo gane «la pelea entre el bien y el mal». El ya venció, y tenemos que cuidarnos de no caer en la herejía del dualismo en donde aún pensamos que Jesús está peleando con Satanás para ver quien gana.
Por otra parte, he leído comentarios como «No podemos permitir que la maldición entre a Guatemala». Esta es una pésima y triste forma de entender «la maldad» y el pecado. El peor de los pecados es el que habita en nuestro propio corazón (Santiago 4.1). Creer que permitir que alguien toque música rock, por muy obscenas y blasfemas que sean sus letras, traerá, causara o dejará maldición en nuestro país es de nuevo, una consecuencia de malentender el tema de «guerra espiritual».
Conociendo mucho del mundo evangélico en Guatemala, me da tristeza ver como queremos «pelear en contra del enemigo» evitando que esta banda entre a tocar, pero no poniendo atención a nuestra propia vida espiritual y a la de nuestras congregaciones. El enemigo ha hecho pedazos a la iglesia desde adentro. Adulterio, fornicación, avaricia, abuso y manipulación son algunas de las formas en que esto sucede a diario.
CUIDEMOS EL HOGAR
Es en nuestro hogar en donde formamos y discipulamos a nuestros hijos. Es en el hogar en donde les enseñamos las verdades del evangelio. Es en la iglesia en donde escuchamos, practicamos y compartimos el mensaje de que Cristo ha ganado y somos enviados a compartir ese mensaje.
Es de esta manera como podemos evitar que alguien caiga en el engaño del mensaje de este tipo de música. Es amando, discipulando y cuidando nuestras familias que podemos formar jóvenes con pensamiento crítico que sopesen lo que escuchan y lo que consumen.
Es predicando el mensaje del evangelio que formamos el criterio y carácter bíblico en nuestra congregación para que cuide y discierna lo que escuche y consume. Pero es un terrible error pensar que debería ser a través de forzar al estado a que lo haga. Eso, de nuevo, es caer en lo que tememos que suceda con nosotros.
EL EVANGELIO
Tengamos cuidado con creer que es desde «el poder» que vamos a ganar. Cristo nos mostró una historia totalmente diferente. Él no vino para ganar el poder sino para cederlo muriendo. Jesús no vino para entronarse en el poder político sino para humillarse como un siervo. El León de Judá triunfó siendo un cordero inmolado.
El mensaje del Evangelio nos llama a buscar construir puentes con toda estas personas que escuchan este tipo de mensajes en la música. ¿Qué estamos haciendo para escuchar su corazón, necesidades e inquietudes? O sólo los estamos encasillando como «satánicos» porque no los entendemos, como sucedió en los 90s.
Ya basta de vivir con miedo a que algo entre, pase o suceda en Guatemala y nos deje «malditos» o «con puertas abiertas al diablo». Cristo ha vencido y su poder no sólo salva sino sostiene de forma perfecta la vida del cristiano. La cruz de Cristo es suficiente para vivir confiados de que ni lo alto, ni lo profundo, ni la vida ni la muerte, ni ángeles ni potestades nos podrán separar de su amor EN Cristo Jesús.
Seamos prudentes de querer ejercer el «dominio» evangélico desde el poder ejecutivo, porque al final de cuentas, no es la forma bíblica y no ha sido históricamente una buena señal para la iglesia del Señor Jesús.
«De todas las tiranías, una tiranía ejercida sinceramente por el bien de sus víctimas puede ser la más opresiva. Sería mejor vivir bajo barones de cuello blanco ladrones que bajo omnipotentes morales entrometidos. La crueldad del barón ladrón a veces puede dormir, su codicia puede en algún momento ser saciada; pero aquellos que nos atormentan por «nuestro propio bien» nos atormentarán sin fin porque lo hacen con la aprobación de su propia conciencia. Es más probable que vayan al cielo y al mismo tiempo tengan más probabilidades de hacer un infierno de la tierra. Esta misma bondad pica con un insulto intolerable. Ser «curado» contra la propia voluntad y curado de estados que no podemos considerar como enfermedad debe ponerse a un nivel de aquellos que aún no han alcanzado la edad de la razón o aquellos que nunca lo harán; ser clasificado con bebés, imbéciles y animales domésticos «.
– C.S. Lewis, God in the Dock: Essays on Theology (Making of Modern Theology)