A menos que vengamos de una tradición católica, en nuestro país la cuaresma es una época extraña para algunos cristianos. Esta es una época de reflexión espiritual que inicia en el «miércoles de ceniza» en espera de la celebración de Semana Santa.
Cuaresma significa «cuadragésimo día antes de la Pascua» y ha sido parte del calendario litúrgico cristiano desde la iglesia temprana. Este tiempo nos invita a meditar y reflexionar durante todo el año, en cómo el evangelio afecta nuestra cosmovisión y percepción de los tiempos.
NO ES EXCLUSIVA
Sin embargo, esta no ha sido una celebración exclusiva de la iglesia católica. Esta es una celebración que ha sido parte de la tradición ortodoxa, anglicana y luterana. Esta nace de momentos de preparación y reflexión de los primeros cristianos sobre el texto bíblico respecto al arrepentimiento.
Históricamente hay tres prácticas principales asociadas a la cuaresma: la oración, la generosidad y el ayuno. Es un tiempo en donde se medita sobre el pecado y la necesidad de nuestra dependencia de Jesucristo como Salvador. Algunos han usado la analogía del chequeo anual con su doctor de cabecera, en donde recordamos y meditamos en lo que el Evangelio ha hecho y significa para nosotros.
Algunos argumentan que temas como la meditación y observación tienen raíces budistas, sin embargo, al estudiar historia podemos entender que también tiene mucho de la tradición cristiana.
LIBERTAD DE CONSCIENCIA
Como mucho de lo que constantemente hacemos, este tiempo puede ser mal entendido y mal interpretado. Si bien no se considera un mandamiento de parte de Dios para su iglesia, entender cómo funciona el calendario litúrgico puede ser muy beneficioso. Es claro que como cristianos no estamos obligados a participar de la cuaresma, pero tampoco estamos obligados a ignorarla. Sabemos que cuando la biblia calla respecto a algo, debemos usar nuestra consciencia cristiana para discernir nuestra participación o abstinencia (1a Cor. 10)
Existen muchos hermanos en Cristo que tienen argumentos sólidos para poder participar y observar la cuaresma, como quienes los tienen para no hacerlo. Sin embargo, creo que es importante entender de qué se ha tratado este tiempo antes de poder tomar una decisión consciente y responsable para nosotros y nuestra familia.
En una época llena de distractores como la misma rutina de nuestras vidas, las redes sociales, la tecnología, es difícil encontrar tiempo para la meditación. A veces para poder aprender a enfocarnos en algo, debemos también aprender a des-enfocarnos de otra cosa. Esto es claro para nuestra cultura con el auge de tendencias minimalistas, desde la tecnología hasta la arquitectura. Todo ahora conduce a la simplicidad y no a la complejidad.
EN NUESTRO CONTEXTO
El Miércoles de Ceniza es el comienzo de este período de arrepentimiento. La Biblia contiene numerosos relatos de personas que utilizan el polvo y la ceniza como símbolos de arrepentimiento y / o duelo (Génesis 18:27; 2 Samuel 13:19; Ester 4:1; Job 2:8; Daniel 9:3; Mateo 11:21). La tradición es que el símbolo de la cruz se hace en cenizas en la frente de una persona como un símbolo de la identificación de la persona con Jesucristo. A pesar de que personalmente no participo de esta tradición de manera literal, de nuevo, creo que el meditar en lo que esta tradición representa es algo sumamente profundo.
Cuando en nuestro contexto «evangélico» escuchamos cada día más un evangelio distorsionado basado en filosofías humanas como el mensaje de prosperidad o un mensaje moralista, creo que es una gran oportunidad el que tomemos un tiempo para reflexionar en nuestra necesidad de Jesús.
Si entendemos nuestra teología bíblica, este es el mensaje de Dios de pasta a pasta: un pueblo necesitado de salvación a través de un hermoso Salvador. Toda la biblia es un mensaje al arrepentimiento del hombre por su rebelión en contra de Dios. Esta es la razón por la cual podríamos considerar abandonar y sacrificar algunas «cosas o rutinas» en este tiempo.
El renunciar a algo regular o cotidiano en nuestra vida, puede darnos la oportunidad de concentrarnos más en el estudio de la palabra, la meditación en el evangelio y la celebración del clímax de nuestra fe: la resurrección de Cristo. La cuaresma puede convertirse en un tiempo de hermosa simplicidad para ahondar y «afinar» nuestras disciplinas espirituales para la piedad y la adoración de Dios con alegría y agradecimiento por lo que Él es y lo que Él ha hecho.
EL RIESGO
Muchas tradiciones cristianas han rechazado esta practica por considerarla algo «extremadamente católico» (aunque hay que entender también la trágica historia del sincretismo religioso en nuestro país). Por otra parte, también las consideran extrañas por falta de contextualización histórica. Por otra parte, algunos también pueden llegar a confundir este tiempo con buscar la santificación a través de obras.
Es posible que prácticas como el ayuno o la oración o los actos de generosidad y misericordia puedan conducir a alguien a pensar que se puede llegar al cielo por lo que hacemos, en lugar de por lo que creemos. Pero si entendemos bien el mensaje del Evangelio, entendemos que no somos salvos por obras sino PARA obras. Si hago estas cosas para mostrar cuán bueno cristiano soy, entonces realmente no hemos entendido en lo más mínimo el evangelio.
Es por eso que en la lectura histórica del Evangelio del Miércoles de Ceniza, Jesús comienza cada sección de esta manera:
«Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. »
Mateo 6: 2 NTV
«Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. «
Mateo 6: 5 NTV
«Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra vez.»
Mateo 6: 7 NTV
CONCLUSIÓN
A veces pienso que existe un riesgo más alto en nuestro contexto evangélico que radica en el rechazo de estas antiguas y sanas prácticas. No solo por ignorancia histórica e incluso tal vez teológica, sino también porque existe algo en nuestro corazón que siempre quiere pensar que somos mejores y sabemos más que cientos de padres de la iglesia y miles de años de historia.
De nuevo, si consideramos que la iglesia evangélica hoy en día esta en una situación igual o peor que la iglesia en época de la reforma, en donde se compraban indulgencias, el sacerdote era la mayor y única autoridad, entre otras cosas, creo que podríamos usar un tiempo para la disciplina en nuestras vidas.
Podríamos con toda libertad, el usar este tiempo para «hacer y usar» menos y «meditar y ahondar» más. Usar este tiempo para darle a nuestro corazón un descanso de cuestiones secundarias y aprovechar el tiempo para orar, ayunar y buscar la misericordia. Esto lo podemos hacer al meditar cada vez más y entender a cómo Cristo nos ha amado y salvado.