A un casi un año de haber experimentado el impacto gloval del Coronavirus, estamos experimentado aún las secuelas del mismo. Se han cerrado fronteras, paises enteros en cuarentena y toque de queda. Gobiernos luchando por conseguir las vacunas en medio de enrredos de corrupción, medios de comunicación amarillistas que, lo único que parece importarles es seguir controlando la narrativa de lo que está sucediendo; y por sobre todo, familias afectadas por la perdida de familiares, amigos, conocidos debido a esta enfermedad.
Sin duda, este último año ha sido sumamente difícil y complicado para muchos. En el caso de nuestro país, a esto se siguen sumando casos evidentes de corrupción en la política, noticias terribles respecto a la seguridad de las personas debido a secuestros, asesinatos, violaciones y robos.
Bajo este contexto, es natural la respuesta del ser humano ante todo lo que estamos viviendo: miedo.
¿QUE HACEMOS?
El problema es, que muchos de nosotros no sabemos cómo actuar o qué hacer cuando tenemos miedo. El miedo nos paraliza, nos hace dudar, nubla nuestra mente y corazón. Hace que no podamos descansar, nos hace vivir en temor y nos roba la paz. Y sumado a eso, en el centro de nuestro corazón existe mucha confusión al recordar muchas de las cosas que se nos han enseñado respecto a la fe y el miedo.
Se nos ha enseñado que hay más de 350 versos en la Biblia con el mandato a no tener miedo. Se nos ha dicho constantemente «¿Si Dios es con nosotros, quién contra nosotros?» o que «Nada podrá separarnos del amor de Dios». Pero cómo podemos entender estas verdades si aún sentimos miedo.
El problema es que, si somos honestos, a pesar de creer y repetir muchas de estas verdades que nos han dicho respecto a la fe y el miedo, el miedo sigue ahí. Podemos decir y creer todo lo que queramos, pero el miedo no desaparece.
Entonces la pregunta es ¿Qué hacemos con nuestros miedos? ¿Cómo debemos entender y aplicar estas verdades en Romanos 8?
RECONOCER QUE NO PODEMOS
Lo primero que debemos hacer, antes de entrar al texto de Romanos, es reconocer que nosotros no podemos controlar el mundo y lo que sucede. El miedo en su esencia es una emocion que nos hace ver la realidad. La realidad de lo quebrantado del mundo y de nuestra falta de control absoluto en nuestra vida.
Es increíble la cantidad de iniciativas, movimitenos y personas que se han levantado con campañas de positivismo tratando de influenciar a todos para cambiar el mundo creyendo que nosotros somos los que controlamos nuestro destino, pero que al final del día se han quedado doblegados ante un mundo lleno de maldad y un microscópico virus que ha cambiado la vida de todos.
Y acá es donde empezamos a ver como el miedo, puede ser un regalo para nosotros envuelto en la gracia de Dios
El reconocer que no podemos ejerecer el más mínimo control de lo que sucede en el mundo debe de llevarnos a reconocer que necesitamos ser mas humildes al enfrentar los desafíos que vivimos.
El único que controla soberanamente todo lo que sucede no solo en nuestras vidas, sino en el universo es el Dios trino de la Biblia. El es el único que tiene el control de todo, no nosotros. Esto debería humillarnos y reconocer que lo que necesitamos es su misericordia, la cual abunda y es nueva cada día, a pesar de que nuestros afanes y temores también están a diario en nuestro corazón.
El es quien, a pesar del pecado que tiene quebrantado este mundo, extiende gracia y misericordia al pecador. El es un Dios bueno y misericordioso que no se complace en el sufrimiento de sus hijos, sino en la obediencia de ellos.
31 Pues el Señor no abandona
a nadie para siempre.
32 Aunque trae dolor, también muestra compasión
debido a la grandeza de su amor inagotable.
33 Pues él no se complace en herir a la gente
o en causarles dolor.
34 Si la gente pisotea
a todos los prisioneros de la tierra,
35 si privan a otros de sus derechos,
desafiando al Altísimo,
36 si tuercen la justicia en los tribunales,
¿acaso no ve el Señor todas estas cosas?
37 ¿Quién puede ordenar que algo suceda
sin permiso del Señor?
38 ¿No envía el Altísimo
tanto calamidad como bien?
39 Entonces, ¿por qué nosotros, simples humanos,
habríamos de quejarnos cuando somos castigados por nuestros pecados?
40 En cambio, probemos y examinemos nuestros caminos
y volvamos al Señor.
41 Levantemos nuestro corazón y nuestras manos
al Dios del cielo y digamos:
42 «Hemos pecado y nos hemos rebelado,
y no nos has perdonado.
Lamentaciones 3:31-42
RECONOCER CUAL ES EL ANCLA DE ROMANOS 8
Cuando entendemos la misericordia y gracia de Dios dada a nosotros en Cristo y el Evangelio, podemos verdaderamente entender las verdades que se nos han repetido respecto al miedo en la Biblia.
Al entender que en Jesús, tenemos la respuesta y solución al problema de este mundo quebrantado, podemos entender cómo guiar nuestros pensamientos y redirigir nuestra mirada a Él. El único que puede darnos verdadera paz en medio de las aflicciones.
El simplemente repetir «¿Si Dios es con nosotros, quién contra nosotros?» o «Nada podrá separarnos del amor de Dios» usandolas como algún mantra, no hará que el miedo se vaya. Es solo al entender la razón por la que estas frases son verdaderas que nosotros podremos vivir sin temor a pesar de nuestros miedos.
Dios nunca prometió un mundo sin personas malas, enferemedades o corrupcion. Esta es la esencia del ser humano (Santiago 4.1-3). Lo que Dios afirmó es que en este mundo habría aflicción, pero que al estar unidos a El a través de Cristo y el Evangelio, seríamos participes de su victoria. (Juan 16.33)
El miedo no nulifica nuestra fe, es una oportunidad en la gracia de Dios de poder quitar nuestra vista y fe en este mundo y anclarlos en el único que puede ofrecernos paz que sobrepasa TODO entendimiento.
Al encontrarnos con nuestros miedos, los cuales en su mayoría están amarrados a una necesidad de control y preservación de nuestra vida, debemos recordar que Jesús a través de su vida, muerte y resurrección ha vencido a la muerte. Nosotros como creyentes tenemos la seguridad de que nada en este mundo puede separarnos del amor y cuidado de Dios EN CRISTO JESÚS.
Es al entender quién es Dios, que ha prometido Dios y como Jesús ha hecho válida esa promesa a nosotros que verdaderamente podremos enfrentar nuestros miedos y entonces, poder entender correctamente textos como Romanos 8:31-38
31 ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
32 Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? 33 ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él. 34 Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros.
35 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? 36 (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»). 37 Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó.
38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. 39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Es unicamente al entender el Evangelio que podemos ver lo que sucede en este mundo y vivir sin que nuestros miedos tomen el trono de nuestro corazón.
Como podemos ver, al hacer una lectura de este texto, vemos que el ancla del mismo es la obra de Cristo, el Evangelio. Esto lo vemos claramente en los versos 32-34.
Al entender el evangelio podemos hacer sentido de todo lo demás en este texto, especialmente esas hermosas promesas que repetimos cuando tenemos miedo.
Al entender el evangelio, entendemos que es el Principe de Paz quien está sentado en el trono en control de todo, y por ende, a quienes estamos en Cristo, todo lo que sucede, sucede para nuestro bien.
28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
CONCLUSIÓN
Como hijos de Dios no estamos exentos al sufrimiento, a las aflicciones o al miedo. Vivivmos en un mundo corrompido por el pecado. Sin embargo, al entender lo que Dios es y lo que Él ha hecho por nosotros en Cristo, podemos vivir confiados de estas verdades eternas que encontramos en Romanos 8.
Cuando experimentemos miedo, recuerda que este mundo es temporal, y que tenemos la promesa de Dios de que todo sufrimiento y maldad terminarán cuando Él venga por nosotros y haga justicia perfecta a todos.
18 Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante. 19 Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos. 20 Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Sin embargo, con gran esperanza, 21 la creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, y se unirá a la gloria de los hijos de Dios.
Recuerda que al estar unidos a Cristo, nosotros somos parte de la promesa que Él mismo dejó a su iglesia:
27 »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo. Juan 14.27
Recuerda que a pesar de que podamos experimentar el miedo, debemos ser humildes y reconocer nuestra inhabilidad de controlar las cosas y redimir el mundo. Debemos de recordar el evangelio para poder entender bien las promesas de Romanos 8
15 Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!»
Romanos 8:15
Así que cuando el miedo te abrume, lee y ora Romanos 8, y el resto de la escritura que también nos asegura que en Dios, no debemos dejarnos gobernar por nuestros temores
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23.4
El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿quién podrá amedrentarme?
Busqué al Señor, y él me respondió;
me libró de todos mis temores.
Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.
Salmo 56:3
¿qué me puede hacer un simple mortal?
Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con mi diestra victoriosa.
Isaías 41:10
Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.»
Marcos 6:49-50
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7
El miedo no excluye a la fe, sino que hace que nuestro corazón recuerde que nuestra fe en Cristo nos fortalece y da paz a pesar de nuestros miedos porque Él cuida de nosotros siempre.