La imagen de Jesús y satanás haciendo un «pulso» es bastante famosa. Hace unos meses alguien compartió esta imagen con el verso de Ef. 6.12. Después de algunos comentarios, la persona afirmaba que «quienes no entendíamos el mundo espiritual, obviamente no íbamos a entender la fotografía»
Varias son las ocasiones en donde la iglesia ha creído (sin saberlo) en la herejía del dualismo. El dualismo es la filosofía y cosmovisión que afirma que el universo es la zona de combate universal entre dos seres iguales y opuestos que luchan entre sí eternamente. Cada «representante» de estos bandos (Jesús y satanás) tiene una esfera de «dominio» y todo ser humano actúa bajo estos dos dominios. «El domino de lo sagrado» y el «domino de lo secular».
Los estragos de esta cosmovisión son terribles para el corazón del creyente. Especialmente en dos ámbitos de nuestra vida. Nuestra vocación y nuestra lucha espiritual. (Sin tomar en cuenta el grave problema de asumir cómo se veía Jesús en dicha imagen)
DOS PROBLEMAS
Existen dos problemas cuando hablamos de dualismo. El dualismo en la vocación y el dualismo en la lucha espiritual.
En el dualismo en la vocación, un cristiano promedio, podría afirmar que cosas como asistir el domingo a la iglesia, orar, evangelizar y ayunar son actividades meramente «cristianas». Mientras que cosas como el trabajo, la política, las artes y la cultura son cuestiones «seculares». Nuestra forma de ver el mundo (cosmovisión) es de que constantemente estamos moviéndonos y en algunos casos, hasta peleando, entre lo «sagrado» y lo «secular».
Esto no es algo nuevo, de hecho, en tiempos de la reforma, la iglesia católica le llamaba «estado espritual» a quienes trabajaban como sacerdotes o monjes y «estado temporal» a los agricultores y artesanos. Fue Martín Lutero quien inició como parte de su obra en la reforma a clarificar mucho de este engaño a través de doctrinas como «El Sacerdocio de Todos los Creyentes». Creemos que existe tal cosa como «música cristiana» y «música mundana». Creemos que de alguna manera esta imagen de Jesús y satanás es real, y que, en cada esfera de nuestra vida, ellos dos están peleando a ver quien gana.
Esto da lugar también al segundo problema, el dualismo en la lucha espiritual. El cristiano cree que la lucha espiritual es que la iglesia va detrás de Jesús (y a veces hasta a la par o adelante de él) peleando para ganarle al enemigo. Ganar almas, territorios, guerras, situaciones, etc.
El dualismo, ha estado siempre al acecho del pensamiento y fe cristiana. Esta filosofía ha presentado a Jesús y a satanás como dos seres iguales en su esencia pero distintos en intención. Esta cosmovisión describe a satanás como alguien igual a Jesús en términos de omnisciencia, omnipresencia y el poder de hacer milagros reales, no simplemente falsos. Se le asignan atributos del cristianismo ortodoxo como los atributos incomunicables de Dios y se le asigna un poder sobre la naturaleza que rivaliza con el Creador.
Hace un mes se desató una gran controversia porque iba a venir a mi país la banda satánica Marduk. Se recolectaron firmas y al final, los diputados prohibieron el acceso a Guatemala a la banda porque, «somos un país cristiano». Esto, bajo los argumentos de muchos «cristianos» diciendo que «no íbamos a permitir que satanás entrara a Guatemala» o que «no dejaríamos que el mal triunfara sobre nuestro país». De nuevo, pueden en medio de estos ejemplos imaginar a Jesús y satanás haciendo un «pulso» a ver quién gana. Sin tomar en cuenta las implicaciones que esto pueda tener en nuestro país.
DOS ESFERAS
Este tipo de cosmovisión dualista ve a la iglesia como el lugar en donde «lo mundano» y «lo espiritual» se encuentran. Y donde el cristiano va el fin de semana para moverse de la esfera del mundo a la esfera de Dios. El mal trabajo de la iglesia en enseñar y predicar la palabra de Dios y el evangelio, ha hecho que la iglesia crea que Dios está limitado a esta esfera espiritual y no tiene nada que ver con lo que sucede en el mundo (que él mismo creo, al que él mismo nos comisionó y que un día renovará). Y no sólo eso, sino también, ha enseñado que como cristianos estamos «apoyando» a Cristo para que esta batalla se gane. Para que él pueda ganar ese «pulso» y así triunfar todos con él.
Al final, bajo esta cosmovisión dualista, el creyente vive con una tensión por saber cómo actuar el lunes por la mañana después del domingo en donde cantó, leyó la palabra y oró. No tienen claro como relacionar esa esfera «espiritual» en la esfera «secular». Y también vive tratando de apretar los dientes y apoyar con más energía a Jesús para que le gane al diablo. Y, en el peor de los casos, usando hasta al gobierno para que esta «lucha espiritual» salga adelante.
Como mi hermano Steven Morales dijo una vez:
«En lugar de estar presentes en el mundo para apuntar a Dios con nuestras palabras y obras, preferimos retirarnos a una burbuja cristiana».
DOS RESPUESTAS
Cuando entendemos realmente el evangelio y la narrativa de la biblia, podemos ver claramente como el dualismo es una mentira. No sólo Cristo ya ganó y exhibió a sus enemigos en la cruz, haciendo un espectáculo de ellos (Col. 2.15) sino, nuestro llamado como cristianos.
Todo cristiano ha sido llamado a amar a Dios y amar a su prójimo: este es el Gran Mandamiento (Mateo 22:37-39). Todo cristiano ha sido llamado a hacer discípulos: esta es la Gran Comisión (Mateo 28:18-20). Y todo cristiano ha sido llamado a cultivar el jardín que Dios ha creado a través de su vocación, trabajando con excelencia para Su gloria: este es el mandato cultural (Génesis 1:28, Génesis 2:15).
Este llamado a la vida cristiana sería imposible sin entender lo que Pablo explica en Colosenses 2. Cristo YA ganó. El no está haciendo un «pulso» con el diablo a ver quién gana. El ya triunfó y puso al diablo y sus demonios bajo sus pies y autoridad.
Nuestro deber y llamados como cristianos nace precisamente de ese entendimiento. Nosotros no convertimos a la gente. Nosotros no convencemos a la gente. Nosotros no ganamos batallas. Es Dios quien nos otorga la victoria en Cristo Jesús a través de su Espíritu Santo.
Como iglesia estamos en medio de la cultura para poder reflejar a Cristo y su verdad. Como cristianos no vivimos atemorizados de que «el diablo» entre a Guatemala, porque la maldad nace de nuestro propio corazón (Santiago 1) y el enemigo ya fue vencido. Nada de lo que puedan intentar grupos «satánicos» o «liberales» va a eliminar a la iglesia de Cristo. La historia es prueba de esto.
Esos momentos son oportunidades que tenemos como cristianos de ser sal y luz para el mundo y no sólo para tu congregación el domingo. No pienses que estamos peleando para ver quién gana al final o porque podemos «perder terreno o personas». Esa es la mentira del dualismo. La realidad de la guerra espiritual es bíblica, pero no como muchos la hemos entendido. No se trata de ver quien gana, se trata de «someternos delante de aquel que ya ganó, resistiendo en oración y súplica (Ef. 6.13,18) para resistir al enemigo y que huya de nosotros»
Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes.
Santiago 4.7
La Biblia enseña que Satanás es un ser espiritual finito. Él es temporal y creado. En una palabra, él es una criatura. Él es más poderoso que nosotros, pero no es omnipotente. Él no es inmutable, como lo es Dios. De hecho, la mutabilidad de Satanás es profunda. Su mutación más obvia es su caída. Fue creado un buen ángel. Él cayó de su justicia original y ahora es totalmente malvado.
Como iglesia estamos unidos a Cristo y en el mundo para llevar a cabo la misión y llamado de Dios. Haciendo todo lo que hagamos, ya seas artista, abogado, doctor, vendedor, ama de casa, jardinero, etc etc para la gloria de Dios (1 Cor. 10.31) Hacer las cosas bien, en orden, con ética y excelencia es lo que le da gloria a Dios. No pienses que tu trabajo no es tan «espiritual» como el de un pastor. Esa es la mentira del dualismo.
Oremos que Dios nos conceda verdaderos cristianos e hijos de Dios unidos a Cristo por el poder de su Espíritu para poder ser sal y luz en misión y propósito en cada lugar en donde estemos. Que como creyentes podamos ver el discipulado cristiano no es un programa de la iglesia o diez pasos para mejorar mi vida. El discipulado cristiano y bíblico es el que lleva todos los ámbitos de nuestra vida bajo el señorío de Cristo. ¡Esto es lo que debemos buscar para nuestro país! ¡Que Jesús sea expuesto, predicado, enseñado e imitado en cada una de las áreas y ámbitos de nuestra vida! entendiendo que ninguna es «más espiritual» que otra.
Recuerda que estás viviendo en misión en tu familia. Cuando platicas con tus vecinos, cuando vas a ver a jugar a tu hijo y cuando trabajas. Esas son actividad espirituales al igual que las de un pastor. Un pastor o un sacerdote no es más espiritual y no está más cerca de Dios que tú, si verdaderamente estás en Cristo.
El zapatero cristiano no cumple su deber cristiano con hacer zapatos con pequeñas cruces, sino con hacer zapatos de buena calidad, porque a Dios le interesa que se trabaje con excelencia
Martín Lutero