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Es triste y hasta preocupante que en nuestra cultura evangélica, palabras como Sola Scriptura parecieran ser un invento o algo sin trascendencia. Un concepto tan relevante, importante y crucial para la iglesia de hoy, es generalmente ignorado o desconocido. ¿Qué es eso de Sola Scriptura? ¿Qué tiene que ver con nuestra fe? ¿Por qué es importante?

¿QUÉ ES SOLA SCRIPTURA?

Sola Scriptura es el latín de la frase «Solo la Escritura» o «Únicamente la Escritura». Esta, es una de las 5 solas (sola fide, solus christus, sola gratia, soli Deo gloria) las cuales fueron el pilar fundamental de la reforma protestante en el siglo XVI.

Para los cristianos, evangélico y protestantes, el principio de la Sola Scriptura básicamente significa que únicamente la escritura (sólo la escritura) tiene la máxima autoridad respecto a las normativas objetivas y absolutas para la vida del cristiano y la Iglesia. Sola Scriptura implica de forma práctica que la Escritura, la Palabra de Dios, es la máxima normativa para las doctrinas de nuestra fe cristiana, protestante y evangélica.

Debido a que la Escritura es nuestra última autoridad, este principio define no sólo nuestra teología y doctrina, sino también define qué es y cómo se ve una vida piadosa. Es decir, cómo lo que creemos acerca de Dios nos impulsa a responder con nuestra vida a esa verdad. La piedad, entonces, es una vida en respuesta a lo que Dios es y ha hecho, lo cual es nuestra verdadera adoración (Rom. 12:1-3)

¿CÓMO Y PORQUÉ SURGIÓ?

En la época medieval del cristianismo de occidente, el principio de Sola Scriptura fue desarrollado por los reformadores a causa del abuso y engaño de muchas practicas y enseñanzas de la iglesia, las cuales no tenían ninguna base o sustento bíblico. Parte de la base central de este principio se origino cuando el 31 de octubre del año 1517, Martín Lutero clavó sus 95 tésis en la puerta del palacio de Wittenberg. Esto dio origen a un movimiento de protesta, los protestantes, quienes basados en el principio de regresar a las escrituras, protestaron a enseñanzas dentro del Catecismo de la Iglesia en Católica (CCC) como:

  • La infalibilidad de la iglesia en Roma
  • Sólo la iglesia en Roma puede interpretar la Escritura
  • El papado como la cabeza de la iglesia y representante de Dios en la tierra
  • La tradición tiene igual autoridad que las escrituras
  • La salvación por obras
  • Beneficio de salvación únicamente a través de la iglesia en Roma
  • La gracia puede ser meritoria
  • El merito de María y los Apóstoles puede ser aplicado a la iglesia
  • La penitencia es necesaria para salvación
  • El purgatorio
  • La compra de indulgencias a la iglesia a cambio de milagros o la garantía de libertad de almas del purgatorio
  • María como mediadora y libertadora de almas de la muerte
  • Oración a los santos
  • Transubstanciación

Por ejemplo, en las 95 Tesis de Lutero, el desafió la eficacia de las «indulgencias» concedidas por el Papa. Poco después, Lutero y otros reformadores no se limitaron a cuestionar la eficacia de las indulgencias, sino todo el sistema del que derivan las indulgencias. Las tradiciones como el Purgatorio, el Tesoro de los Méritos de María y los Apóstoles, y las Intercesiones a los Santos fueron cuestionadas y finalmente descartadas por los reformadores que discernieron que tales tradiciones no eran sustentadas ni enseñadas en la Sagrada Escritura. ¿A caso no suena esto súmamente familiar a nuestro contexto el día de hoy?

SOLA SCRIPTURA Y LA HISTORIA

La doctrina de la Sola Scriptura, sin embargo, no ignora la historia cristiana al tratar de entender la Biblia. De hecho, el contexto histórico es absolutamente necesario para poder entender el mensaje de la Escritura. Sin embargo, la Escritura es la única autoridad final en asuntos de fe (teología) y piedad (práxis). En el libro de Robert Klob y Timothy Wengert, se expone cómo la doctrina de la Sola Scriptura tampoco ignora el principio de pensamiento crítico y analítico. De hecho, el mismo principio sostiene reglas de pensamiento como:

1. Entender que la Biblia es el pesebre en el cual Cristo está puesto.

La Biblia (en ambos Testamentos) fue inspirada para revelar al Cristo crucificado y resucitado, el enviado de Dios para justificar y salvar al impío. Entender que el propósito primario de la Biblia es otra cosa que la revelación de Jesucristo y no, por ejemplo, un libro de reglas para vivir mejor o ser moralmente correcto. De hecho, Lutero escribió que si las Escrituras se citan «contra Cristo», entonces debemos «instar a Cristo contra la Escritura citada». El principio de pensamiento hermenéutico de que toda la biblia se trata de y apunta a Cristo.

2. Tenga en cuenta que algunos libros de la Biblia son más centrales que otros libros de la Biblia.

Lutero vio como algunos libros de la Biblia revelaban a Cristo y su obra de manera más clara que otros. En una introducción a una de sus traducciones de la Biblia, Lutero explicó que el Evangelio de Juan, Romanos, Gálatas, Efesios y 1 Pedro contenía todo lo necesario para saber acerca de Cristo. Por otra parte, el Libro de Santiago es «realmente una epístola de paja, cuando se compara con estos otros, porque no tiene mucho de la naturaleza del Evangelio». El principio de pensamiento hermenéutico de que los 66 libros en un período de más de dos mil años dan un sólo mensaje: El Evangelio.

3. Reconocer que la Escritura Interpreta las Escrituras (Scriptura, Scripturae Interpretes).

La Biblia dice muchas cosas pero tiene sólo un mensaje. Y, si es tomada fuera de contexto, un versículo de la Biblia o un pasaje se puede utilizar para apoyar casi cualquier idea humana. Por otro lado, se entiende que el mensaje de las Escrituras es, en general, fácilmente consolidado. Cuando uno se encuentra con pasajes de la Biblia aparentemente poco claros o confusos, esos pasajes deben ser interpretados a la luz de (a) los pasajes claros y (b) el testimonio general de la Biblia a un Dios que justifica a los impíos a causa de Cristo. Omnis intellectus ac expositio Scripturae sit analogia fidei (El principio de pensamiento hermenéutico de que toda exposición y comprensión de la Escritura esté en conformidad con la analogía de la fe)

4. Derecho al juicio privado

Este principio indica que cada individuo tiene el derecho de investigar e interpretar por sí mismo las Escrituras. Los reformadores, si bien tuvieron la convicción de que Dios concedió a la iglesia el deber de preservar, interpretar y defender la Palabra de Dios, ellos rechazaron la idea de que la exégesis eclesiástica es infalible y e incuestionable. Puesto que las enseñanzas de la iglesia se justifican solo en la medida en que permanecen fundadas en la Palabra.
Los reformadores postularon que cada ser humano es poseedor de este derecho a examinar el contenido bíblico libremente. La iglesia de Roma restringió esta libertad por la imposición de una sola traducción de la Biblia aprobada, por elevar la autoridad de la tradición a la altura de la Escritura, por sobrevalorar lo decretado en los concilios y por el infalible decreto del Papa. Por lo mismo, considerando que solo Dios es Señor de la conciencia, no es posible permitir que la iglesia la controle en materias de interpretación. No obstante, esta libertad no debe confundirse con la licencia.
Somos libres de toda autoridad externa, pero no somos libres de las pautas que la misma Palabra sugiere para su correcta interpretación. De manera que no somos libres para atribuir nuestros propios pensamientos a lo que quisieron decir los autores sagrados. (ver – Teología Sistemática – Berkhof, 1969:75-76).

5. Al leer y oír la Palabra de Dios, discernir la Ley y el Evangelio.

El arte de discernir la Ley y el Evangelio, el Mandamiento y la Promesa, es esencial para la comprensión de la Sola Scriptura. «La comprensión de casi todas las escrituras y toda la teología depende del correcto reconocimiento de la ley y del evangelio». Es posible, por supuesto, luchar por el principio de Sola Scriptura, pero al mismo tiempo interpretar y proclamar incorrectamente las Escrituras. Este principio es parte de un correcto entendimiento del contexto literario de la Escritura. Debemos recordar que no siempre estamos leyendo mandamientos o normas. Podemos estar leyendo poemas, consejos (no promesas), promesas, historia, doctrina o mensajes proféticos y apocalípticos.

La mayor parte del daño religioso y el daño hecho en nombre de la Sagrada Escritura puede atribuirse al discernimiento inapropiado de la ley y el evangelio, el mal uso o la anulación del contexto literario y a la nula práctica de principios hermenéuticos de la doctrina de la Sola Scriptura.

CONFESIÓN DE FE

La confesión de Westminster cita en el capítulo uno:

CAPITULO 1: DE LAS SANTAS ESCRITURAS

Aunque la luz de la naturaleza y las obras de creación y de providencia manifiestan la bondad, sabiduría, y poder de Dios de tal manera que los hombres quedan sin excusa, (1) sin embargo, no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación; (2) por lo que le agradó a Dios en varios tiempos y de diversas maneras revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su Iglesia; (3) y además, para conservar y propagar mejor la verdad y para el mayor consuelo y establecimiento de la Iglesia contra la corrupción de la carne, malicia de Satanás y del mundo, le agradó dejar esa revelación por escrito, (4) por todo lo cual las Santas Escrituras son muy necesarias, (5) y tanto más cuanto que han cesado ya los modos anteriores por los cuales Dios reveló su voluntad a su Iglesia. (6).

  1. Romanos 2:14,15; Romanos 1:19,20; Salmos 19:1-3; Romanos 1:32 y 2:1
  2. 1 Corintios 1:21 y 2:13,14.
  3. Hebreos 1:1.
  4. Lucas 1:3,4; Romanos 15:4; Mateo 4:4,7,10; Isaías 8:19,20; Proverbios 22:14-21.
  5. 2 Timoteo 3:15; 2 Pedro 1:19.
  6. Hebreos 1:1,2.

CONCLUSIÓN

Cuando obviamos como cristianos la valiosa herencia de la historia de nuestra fe, afirmamos la famosa frase atribuida por muchos a Napoleón Bonaparte: «Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla». Vivimos en días en donde la Sagrada Escritura no se predica como debe predicarse. El Evangelio está ausente y lo que abunda son opiniones, testimonios, historias e interpretaciones humanas. En su libro «Predicación Expositiva» David Helm expone los diferentes tipos de prédica que existen.

¿Quién maneja? – Es la pregunta que debemos hacernos cuando queremos estudiar o exponer el Texto Bíblico. Como en un automóvil, existe un conductor y un pasajero – Así funciona la correcta interpretación y hermenéutica de la Sola Scriptura.

PREDICACIÓN IMPRESIONISTA

Se predica aquel mensaje que puede causar una gran impresión en la audiencia. Temas que pueden generar mucha curiosidad o interés para escucharlos. Es fácil y rápida. Enfocada en las emociones de la gente y el «automóvil» no es manejado por el Texto Bíblico sino por lo que impresiona a la audiencia o al lector. La audiencia se convierte en el conductor del automóvil. Este tipo de predicación responde a la pregunta: ¿QUIÉN ME OYE?

PREDICACIÓN EBRIA

Se predica manipulando el texto para apoyar una visión personal o institucional. Pretende imponer la perspectiva del predicador o la perspectiva de un ministerio por encima del verdadero significado del texto. Usa la Biblia para un fin incorrecto y está enfocada en la emoción del predicador. En este tipo de predicación, el «automóvil» de la predicación no es manejado por el Texto Bíblico sino por las emociones e intenciones del predicador. Esta forma responde a la pregunta: ¿QUÉ QUIERO DECIR?

PREDICACIÓN «INSPIRADA»

El Texto Bíblico es utilizado para dar una revelación subjetiva fuera del canon Bíblico. Agrega ideas personales a lo que el Texto dice o quita y resta del mensaje del Texto Bíblico. Generalmente son mensajes que alguien dice recibir de manera personal de parte de Dios, que no se encuentran fundamentados en el Texto Bíblico y son fácilmente desarmados por la historia y/o ciencias estadísticas. El principio básico para poder entender este tipo de predicación es: «El Texto Bíblico no nos da revelación el Texto Bíblico ES la revelación».

Este tipo de predicación tiene la función principal de la edificación de una fama personal o de la emotividad de la audiencia. Está sujeto a la infalibilidad humana, ya que su interpretación es subjetiva y sujeta a los paradigmas y predisposición del predicador El «vehículo» de la predicación no es manejado por el Texto sino por el predicador y la audiencia. Esta responde a la pregunta ¿QUÉ QUIERO OIR? o ¿QUÉ QUIERO QUE DIGA EL TEXTO?

PREDICACIÓN EXPOSITIVA.

Esta es fiel al Texto Bíblico. Fiel a lo que Dios ya dijo y el mensaje se somete a los principios hermenéuticos de la doctrina de la Sola Scriptura. Esta llama al predicador a una sumisión al Texto y el «vehículo» de la predicación es manejada por el mismo Texto Bíblico para apuntar Cristo y el Evangelio. Esta responde a la pregunta: ¿QUÉ DIJO DIOS?

Meditemos entonces hermanos, ¿qué es lo que queremos lograr con nuestro mensaje? ¿Porqué es tan importante la doctrina de la Sola Scriptura? ¿Queremos que la gente salga impresionada por la música, la producción, las instalaciones, el predicador, o que salgan impresionados por el Salvador del mundo que aparece en cada texto de su Palabra Revelada a nosotros?

Cada avivamiento registrado en la historia de la humanidad ha sido producto de un mover del Espíritu Santo motivando a su Iglesia a regresar a la Palabra de Dios como autoridad final en cuestiones de cosmovisión, teología y piedad. ¡Regresemos, prediquemos y anhelemos la Sola Scriptura!

«Un sermón expositivo es aquel que está ocupado principalmente con la exposición de la Escritura. Es un sermón que traza sus divisiones y la exploración de esas divisiones del texto. En la práctica, los puntos principales y las subdivisiones del sermón vienen frecuentemente del texto. En otras palabras, la totalidad del contenido mental viene de la Escritura.” – John Broadus

«La verdadera predicación comienza con esta confesión: predicamos porque Dios ha hablado». – Al Mholer

Fuentes:

  1. Garrido, Claudio – Hermenéutica Reformada
  2. Helm, David – Predicación Expositiva
  3. Klob and Wengert, Robert – Timothy – The Book of Concord
  4. LutheranTheology.wordpress.com
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